miércoles, 8 de julio de 2009

233. CONGRESO RD V
Tenemos vuelo a las 8.00 AM del día siguiente, y por las nuevas reglas antiterroristas hay que estar tres horas antes, así que pido un taxi para las 6.00 AM. Tres otros congresistas tomarán ese mismo vuelo y nos piden que compartamos la transportación: la diva argentina, su protegido y un performero puertorro. Les advierto que no esperaremos por nadie. Empacamos esa misma noche. Al otro día ya a las 5.00 AM bajamos al vestíbulo. A un cuarto para las seis, nos encontramos con el performero, que tiene problemas en pagar por el cuarto por unos consumos que al parecer ha hecho la persona con quien lo comparte. Intentamos llamar a la diva, pero no aparece en el registro del hotel. Llega el taxi a la hora prevista y nos largamos sin nuestros compañeros de viaje.

A media hora de salir el avión, los vemos entrar a la sala de espera. La diva argentina, sin su maquillaje acostumbrado y con el pelo parado en punta parece ahora una bruja que hubiera perdido el rostro y la escoba. Se abalanza sobre nosotros a recriminarnos el haberlos “abandonado” después de haber hecho el “compromiso” de llevarlos al aeropuerto. Frígidamente contesto que se les advirtió a todos estuvieran listos cuando llegara el taxi. No se nos acercan durante todo el vuelo y ya en Kennedy cada uno agarra por su lado. Juro que jamás de los jamases vuelvo a viajar en grupo.

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