lunes, 13 de julio de 2009

POEMAS PARA WISO I


Yo a la izquierda, con barba. José Luis a la derecha, con gorrito, c. 1986

In memoriam, Wiso, 1945-2001


Conozco a José Luis en abril del 81, en un taller dirigido por Isaac Goldenberg, y pocos días más tarde le dedico este poema, al enterarme que hemos nacido el mismo día, 16 de octubre.


CONSTRUCCIÓN CON FRAGMENTOS

Para José Luis Colón Santiago

En medio del camino de la vida,
frente a las aguas y las colinas,
contemplando los altos edificios;
ciudadano al fin de un territorio
no circundado de límite alguno,
siguiendo a la mujer velada
que marca los pasos sobre la arena,
y al hombre desnudo que ablanda la piedra
para que sea suave mi pisada.

El movimiento espasmódico de los quince
es el gesto fugaz de los treinta.
Al los dieciséis se brinca.
A los treinta y seis, se recuerda.
Poco a poco se congela el tiempo,
una ola se queda
erguida, fija, transida
en medio del camino de la vida.

El gesto intenso de los diecisiete
es el gusto agridulce de los treinta.
A los catorce, se estruja
la vida contra la piel, y a los cuarenta
se lava esa piel,
se seca, se plancha,
se acaricia con el gesto ausente
y se guarda
frente a las aguas y las colinas.

El con brío se convierte en andante
y hay formas que se cubren de velos;
todo es muy claro, y muy aparte.
Pero todavía existe una mano,
una mano que busca un cuerpo,
una mano que descubre un cuerpo
que también ha cambiado
en el momento fugaz que se ha pasado
contemplando los altos edificios.

Quizás se encuentre la tierra prometida
a la que el aire dé una silueta,
a la que los dedos den un contorno,
para que después de cada viaje
haya un retorno
a ese lugar con límites, poblado
por el único que no ha cambiado,
ciudadano al fin de un territorio.

No puede ser traición, que el remolino
de la antigua pasión haya parado
en música obsesiva que se escucha
durante largas tardes solitarias.
No puede ser traición, que la segura
elección de un camino haya llevado
a espasmos que sacuden el espacio
no circundado de límite alguno.

Basta la imagen. Lo concreto aburre.
Lo que se siente no tiene forma.
La metamorfosis lleva al abstracto
que pulsa, y sangra colores transitorios.
Pero un hombre aparece, que apunta hacia
una luz, y un libro bien leído,
y a un florentino que escala la piedra
siguiendo a la mujer velada.

Tanta violencia para parir tan poco.
Se solicita entrada en un monasterio
donde mediten cuerdos locos
que ya no puedan aguantar el grito
de la diaria hechura, y no asimilen
la innecesaria herencia de la pena
que marca los pasos sobre la arena

del viejo limítrofe y lagañoso
que nunca tuvo existencia propia.
Ah, con las manos tomar el aire,
crear juguetes que sean nuevos,
hacer la cosa que se percibe,
esa, la dulce tarea incógnita
de la hilandera que mueve la rueca
y el hombre desnudo que ablanda la piedra.

El movimiento espasmódico de los quince
es a los treinta y seis manolería
sobre un escritorio con conciencia
del matrimonio del papel y pluma
en la fanfarria triunfal para el que puede
hacer un yoyo de la melancolía
y en transitados caminos crear huellas
para que sea suave la pisada.

30.04.81
En marzo de 1983, asisto a un taller de literatura con Rafael Catalá, supuesto fundador de un movimiento llamado “Ciencia-poesia” (pero en realidad iniciado por los rusos en 1904). Me molesta la premisa principal: que el poema no tiene que ver con la inspiración, sino que surge de unas teorías “científicas,” entre las que se cuenta la escritura instantánea sobre cualquier tema impuesto.Catalá llega al taller con una estampilla o una naranja, la tira sobre la mesa y dice,”ahora escriban sobre ella.” Una conversación con José Luis me lleva a un poema que le dedico, y que en 1996 pasa a ser el “Arte poética” de la antología Entre la inocencia y la manzana, que me publica la Editorial de la Universidad de Puerto Rico. Decido salirme del taller, y escribo otra pieza, una “Carta de adiós a los muchachos,” que reparto entre los talleristas. El resultado: se hace un análisis “científico” (léase marxista) de mi poesía y se me declara burgués reaccionario.

Título original: EL POETA DESCUBRE SU BASE TEÓRICA.
A José Luis Colón Santiago.

ENTRE LA INOCENCIA Y LA MANZANA
(Ars poética)
-1-

La tristeza infinita
de la crítica científica,
de la poesía literata,
de los talleres de poetas;
todos están sentados
con orejas cerradas
y las bocas abiertas;
con martillos tambores
y hoces de trompetas
anuncia la fanfarria
no reunión de místicos
sino de atletas.

-2-

Con un poema al día
se robustece
la poesía.
Imaginad entonces
al poeta
con la mano caliente
en la bragueta

-3-

Si no se ha dicho
mil veces hay que
repetirlo, éste
quehacer lo pide
y el juego lo demanda.

Alrededor muere el universo
y crece, y con él me muevo
en un estado de hechizado
terror, y mucho más amor.

Es con el cuerpo que
juego y no con palabras
que juego y es con la vista
y la lengua que lamo
al viento por reconocerlo.

Grito por escuchar la voz
que pinta en variaciones
y en cadenetas teje la
cadencia que rompe
con el arriba el abajo.

Para ser como soy tengo
que llorar a mares por lo
que no está, y aullar
exaltado por lo que
vendrá, y con una escoba
barrer las calles de
mi vecindario.

Atreverme a regalar
el trasero y permitir
que en cualquier cuarto
en tinieblas una
boca me manosee y una
mano me coma las
hojitas verdes

Casado estoy con un deseo
que no se cumple pero que
se deja acariciar de vez
en cuando se me tira encima
y se hunde.

Entre la inocencia y la
manzana, el amor y la
guerra, los otros y el
vacío, extiendo el puente
de mi cuerpo vivo.

El que quiera seguirme,
rompa taller y fuente
recoja nalga y diente,
lárguese para un parque
con papel y lápiz

Frente al silencio público
de su soledad horrenda,
su tremenda calentura
d/escriba la luz, la hormiga,
en semen, llanto, sudor y sangre.

Estas dos ultimas estrofas fueron eliminadas de la versión publicada.

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