martes, 7 de julio de 2009

POLLAROID 221: SE JODIO XAVIERITO

221. SE JODIÓ XAVIERITO.

¿Se es o no se es, Xavierito? Pues resulta que Xavierito es y no es. En el mundo sexualizado de la UPR hay facultades machos y facultades hembras. ¿Ciencias Natura-les, Ciencias Sociales, Administración? Almidón en los calzoncillos, calzoncillos suda-dos, calzoncillos de seda. ¿Pedagogía? Eso huele a bacalao. ¿Humanidades? Huy, ni se asomen por esos pasillos, que las locas te quieren comer el paquete. Y Xavierito no quiere eso, no señor, al menos no en público. Macho guapote, de buena familia, con un bulto como un aguacate, vive a unas cuantas cuadras de mi casa, nos encontramos en la guagua cuando el padre no le presta el carro, jamás se ha parado a darme pon, será porque soy de Humanidades y él de Administración.

Pero las malas lenguas y la mía que no es muy buena lo repite aseguran que Xavierito lleva una doble vida. De día, en los sitios más obvios como la entrada de la biblioteca, cualquier lugar donde se pueda dar un espectáculo, dándose apretones con la novia, una de esas sororitas que infectan la Torre, vestidas y maquilladas como si llegaran de bailar en La Concha. De noche, después que la ha depositado sana y salva en la puerta de su casa, arranca para las barras de ambiente en las calles menos concurridas del viejo San Juan, donde se enreda con tremendos bugarrones que lo clavan desaforadamente, le roban la cartera y a veces lo han dejado con un morado en mal sitio. O eso dicen las malas lenguas, yo no podría asegurarlo en corte, pero así me lo han contado. Y en mi libro, el puro chisme, aunque jugoso, no es evidencia.

Mas todo compromiso tiene que llevar a boda, y la boda de Xavierito va a ser y hacer historia e histeria. Como vive tan cerca de la iglesia, se ha decidido que la procesión no utilizará las limosinas habituales sino que irá a pie de la casa del novio al templo. Barroco puertorro de mal gusto, pero al fin, tan apropiadamente nouveau rich. Pero que le para las orejas y otras cositas a todo el mundo es la lista de ujieres que acompañan a las damas de honor en la procesión nupcial. Mi madre. La crema de semen más ranciamente azul que haya podido escoger una imaginación erotómana. Y de seis, seis. Todos machazos certificados “de ambiente,” conocidos en los cuartos oscuros y fiestas de dragas. Se ha puesto en evidencia el novio—se murmura que todos se lo han comido--, casi se jode, pero lo salva el hecho mismo de la ceremonia.

La feliz pareja pronto parece desmentir de una vez y por todas cualquier rumor acerca de incertidumbre hamletina (¿ o será hamletiana? ) del Xavierito. La mujer le que-da preñada, y por nueve meses cunde el desconcierto en los corrillos maledicientes. ¿Será posible el cambiazo? ¡Si detrás de un bisexual lo que hay es un closet! Xavierito desaparece. No sólo de las barras. Del trabajo, de la escuela, de todas partes. Y la noticia corre como cucaracha en baile de gallinas. La noche que su mujer estaba dando a luz, la policía se lo ha llevado por haberlo encontrado metiendo mano en la parte atrás de su Mercedes con un negrito feísimo, y para colmo, menor de edad. ¡Pero será cafre la loca hipócrita! ¡Cuando pudo haberse asentado con cualquiera de sus invitados a la bo-da, chicos al menos de su misma condición social! No hay quien lo salve. Esta vez, sí se jodió Xavierito. Para que vean, que no sólo son los de Humanidades. . . .

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