martes, 7 de julio de 2009

Angel en el circo, Poema 1

Angel en el circo
Poemas de Alfredo Villanueva Collado
Ilustraciones de Víctor Manuel Amador
1986




-I-

Queridísimos amigos.
Descienden por las calles
corriendo tras un plato lleno
pero le huyen a los espejos,
a las estrellas funambulescas,
a los gorriones saltimbanquis.

En los espectáculos de monstruos del circo,
todo el mundo exhibe la progenie,
un recién parido o un poema,
una verdad, o una nota al calce;
y no puede llegar quien los aburra
con el cuento del humilde grano
que cada domingo se viste de limpio
y espera que un loco lo transforme en planta.

En los espectáculos marginales del circo
el infierno es infierno porque no tiene alas,
el infierno es caliente por las muchas palabras.
Lo habitan eruditos que gesticulan.

En medio de las llamas camino desnudo.
Ofrezco mi cuerpo como algodón de azúcar,
mi cuerpo exuda su preciso zumo,
llego a querer morir por que me escuchen,
quiero morir si beben de mi jugo.

Ángel y actor soy, perseguido por ángeles
cantando, gritando, murmurando.
Quieren que converse con los acróbatas.
Sus cuerdas flojas surcan los abismos,
no se alimentan sino de aire
y por lo tanto casi tienen alas.

A ellos les cuento cuentos de misterios
y ellos me pasan con sus lenguas ligeras
la sensación inefable de la música
que los lleva de esfera en esfera.
Filosofamos, nos masturbamos,
nos rechazamos y nos enamoramos.
Jugamos a plantar nuestros granos
en balcones de viento a la luz de la luna.
Por un momento, somos casi humanos.

Oh, dulce compañía allá arriba,
ángeles y acróbatas actuando.
Qué lindo, exponerse a la caída
y no caer.

Oh, dulce compañía evanescente,
ángeles y acróbatas amando.
Que lindo, exponerse a l corriente,
y no correr.
Inmóviles, tejiendo telarañas,
comiendo el hilo, escupiendo el encaje,
mordiendo la flor de secretos dorados.

Oh dulce compañía. Oh dulce compañía

Los queridísimos amigos allá abajo
salen de cacería.

Todo lo que vuela se expone al peligro.
Nadie en el circo es muy remilgado.
Los sordomudos, los tuertos y los mancos,
los rencos, los peludos, los pelados,
los blanquecinos y los sonrojados,
las mujeres con colmillos
y los hombres con cuchillos,
las crías aullando porque quieren sangre.

Cuando aprieta el hambre, venga la verdura.
Cualquier cosa con alas va a parar a la olla
con un grano cualquiera y una humilde cebolla.
Después de la función se servirá el guisado.

No hay comentarios: