martes, 7 de julio de 2009

Angel en el circo, Poema 6


-VI-

Detrás de cada puerta,
detrás de cada pared recién pintada,
existe un cuerpo,
proyecta su desnudo sabor a manzana,
sabe a tronco.

Llueve.

La lluvia se desploma con ritmo sinfónico,
con ritmo de látigo estereoamoroso
que da en la ventana con un puño glauco,
grita desdeñoso:

¡casi es primavera!

Ay, por no escuchar su voz policromada,
su voz apretada, su voz desquiciada.
El deseo es parte del fin de semana,
calles que recorrer,
redondeces que explorar
con manos que no dejan de boquear.

La locura es el medio del artista un minuto,
el terror y las ganas de cortarse una oreja,
de cesarearse el muslo con cualquier lanza
para que la tierra muera sin saliva,
con la lengua hinchada, túrgida y henchida,
elevada y flotante como una bandera,

casi en primavera..

Uno se pega a la pared,
busca la apertura en la red,
con el dedo amplía el agujero,
acomodarse entero,
abril será cruel mayo no será fiel.
Inmóvil, traicionado,
el sonido empalado en la pared grita
a través del cuerpo del agua marchita,
se acongoja a nivel de entrepierna.

Llueve.

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